Siento que me quemo por dentro cuando subo al 321. Una tila en las Camelias, un breve saludo con la mano tras la ventanilla; adiós, Mercè, adiós, Cecilia Ce. Siento que soy yo y otra en el 321; este marzo cambió mi vida. En la próxima parada pasaremos ante el apartamento […]
Rodoreda
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